Hace un par de meses adopté a una perra llamada Tina, más gadita que yo. Le encanta pasear por Cádiz y hacer pipí y popo en cada jardín que encuentra en su camino. Ella es feliz rastreando, como perro de caza que es. Olfatea cada indicio o pista que le conduce a su más preciado premio: “la comida”. Encuentra suculentas galletas; panes que se arrojan inicialmente a las palomas, pero que ella degusta;  chucherías; helados derretidos, y un sin fin de porquerías que encuentra en cada esquina de la ciudad, y las elimina, no deja ni rastro. Por lo que puedo decir sin temor a equivocarme que Cádiz está más limpia gracias a mi Tina.

Lo cierto es que hacía siglos que no tenía un perro en casa. Sería allá por el 1980, época en la que se dejaba la caca donde caía y se abandonaba rápidamente el lugar de los hechos. Hoy se recogen los excrementos de nuestros compañeros de caminatas, se meten en bolsitas de colores (de plástico)  y se depositan en papeleras dentro de una gran bolsa de plástico negra. Cuando hay levante en Cádiz, como hoy, suele verse ondear una bolsa negra, sin nada dentro. Mejor ni pensar donde fue a parar la bolsita que arrojé esta mañana en la Plaza de España.

Otra cosa que me ha sorprendido es la costumbre de salir bien pertrechados con la botella de agua jabonosa. Aunque sinceramente esto solo lo he visto en Cádiz, sales de la ciudad y nadie va cargando con la botellita. Será que aquí multan. Yo por si las moscas voy pertrechada con el kit completo de supervivencia canina: bolsitas para cacas, botella de agua con lejía, chuches para momentos de necesidad, una botellita de agua, un kong para tirarlo y que se ejercite. Al final tienes que llevar una mochila, el bolso, la correa y el perro.

Recientemente hemos descubierto un sitio idílico que mi Tina adora, “la playa de los perros”, es la única playa en la que de forma “tácita” se permite el baño de mascotas. Son muchos los gaditanos que ya conocen este lugar y que pueden disfrutar el verano junto a sus mascotas.

Características de la playa para perros

La extensión de la playa es limitada, unos 200m de arena y piedras. Evidentemente no es la mejor playa de Cádiz, ni por su dorada arena ni por su aguas limpias y cristalinas. Pero cumple su función. Tu mascota puede darse un baño, y tu divertirte con ella.

Es una playa que no cumple las condiciones higiénicas necesarias, para tener bandera azul, ni nada que se le parezca. Nadie la cuida, nadie la limpia, salvo las corrientes marinas que sube y bajan y se llevan toda la basura.

El acceso es complicado, se llega a través de los bares de la punta se San Felipe, frente al Parking público. Hay un mirador al mar, con un murete bajo, hay que saltarlo y bajar a un orificio u oquedad, y dar el salto a unas piedras hasta alcanzar la arena.

No recomiendo su visita durante los fines de semana, ya que los jóvenes que frecuentan la zona de la “Punta” arrojan botellas, cristales y todo lo que les parece por el murete de acceso. El olor a pis es insoportable. Sin embargo, durante la semana ya han pasado los barrenderos por la zona de acceso, han baldeado la zona y las mareas han hecho su labor de auto-limpieza.

Curiosidades de la playa

Es el único sitio donde he podido ver “carajos de mar” (en Cádiz les llamamos así, en otros sitios le dicen “pepino de mar”) en estado puro. Soy de Cádiz de toda la vida y nunca había visto este espécimen en mis playas, aunque sé que hay, y que se están recolectando para su venta en Asia. Me ha agradado ver que éstos filo Equinodermos están muy presentes en nuestras costas.

Ubicación

En lo que Google denomina “Avenida Nuevo Mundo” está la playa de los perros.